Conocí a Pedro hace muchos años en Villafranca del Bierzo, yo iba caminando hacia Santiago. Saliendo sola una mañana de julio de 1998 y cerrando la puerta de la casa de mis padres en Ponferrada, intentaba dejar atrás una etapa.
Al llegar a Villafranca, mientras me decidía si continuaba caminando hasta Vega de Valcarce o no, en el albergue del Jato, se oía una guitarra, y un grupo animado de gente con acento del sur: "sois del sur?" -les pregunté - "y tú más del sur, debes de ser de sudáfrica"- así que en ese peregrinar pasé a llamarme Eva la sudafricana, dentro de la multitud de nombres que todos tenemos según las situaciones y personas.
Así fue como continué caminando con este grupo heterogéneo de andaluces hasta Santiago y como conocí a Pedro, él era quien tocaba la guitarra, y con quien caminé muchos kilómetros, hacia el poniente, hacia nosotros mismos... Compartimos muchas inquietudes, y conversaciones maravillosas, entre sombra, árboles, cuestas y cánticos gregorianos...
Depués cada uno se fue a su cotidianidad, a poner en práctica las herramientas encontradas en el dolor de los cambios de etapa, allí donde se desdibujan las líneas de la razón y donde los colores son tan intensos que duelen.
Pedro acaba de publicar ahora un libro, en el que se desnuda narrando una serie de relatos coloreados con toda la paleta de emociones al descubierto. La perfección en la imperfección del ser, su más humana humanidad se puede leer en los relatos Kilómetro sin retorno, El olor de la vergúenza o Corazón de piedra.
Enhorabuena Pedro por compartir todo este laberinto de emociones, sentires y vivencias con los demás, gracias por ser un "HOMBRE EXPUESTO"
Eva
Podéis conseguir un ejemplar en formato digital o en formato libro en: LULU
Fue tu alma grande de luz la que entre frescas sombras nos guiaba. Ahora lo sé. Sencillamente, gracias.
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